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De algún modo percibí que en esas palabras había algo que debería estar perturbándome.
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Voy a meter este diario, los demás y mis revistas en la misma caja y esconderlos abajo de las tablas del suelo. Seguramente un soldado de bajo rango va a encontrar y quemarlo todo sin ni siquiera consultarlo con un superior. O: alguien lo encuentra todo y lo salva. Tengo la sospecha de que, con la perspectiva del tiempo, estas dos posibilidades van a compartir más de dos o tres rasgos.
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Decidí que al irme de esta casa voy a dejar mis diarios y cuadernos arriba de la mesa. No ocultar nada. Además, sería inútil. M. dice que los psicólogos del ejército podrían valerse de mis diarios para seguirme el rastro. Si no son mis diarios va a ser otra cosa, le respondí. Si quieren atraparme tarde o temprano van a atraparme, y en ese momento decir tarde o decir temprano va a ser lo mismo.
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Hoy estuve pensando en que posiblemente a F. la haya querido de verdad. Debería haberme dado cuenta. Hace dos días que solamente como queso con aceitunas. Corto las aceitunas en pedazos medianos y enrollo el queso alrededor.
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