Una vez la villa se incendia, él se esconde en su palacio y el pozo lo salva del fuego. Se burla de sus vecinos, que perdieron sus hogares. Ellos lo miran con envidia y empiezan a sospechar que realmente es un Conde y que oculta un tesoro. Entran a su edificio a robárselo y lo matan.
Lo que sigue es el ejercicio que escribí basándome en esta historia.
Estefanía dice que nació en la Casa y
que conoce a los Dueños. Dice que sus padres nacieron en la casa,
que sus abuelos nacieron en la casa, que ella nació en la casa y que
siempre sirvió y va a servir a la casa, que es Servidumbre desde su
nacimiento y que lo va a ser hasta después de muerta. Los que no le
creen a Este, los que ocupan parte de su tiempo en dudar de nuestra
Estefanía son los que no entienden lo importante que es un símbolo
para mantenernos unidos. Nosotros, la Servidubre de la Casa Grande,
precisamos de esos relatos para seguir funcionando como funcionamos y
para servir como servimos a los Dueños. Somos 17 habitaciones. Cada
habitación tiene entre una y cinco personas, cinco habitaciones
tienen animales. Siempre que hay bajas o altas tenemos algún tipo de
problema. Solamente Estefanía habla con los Dueños, nosotros nos
limitamos a con el cuerpo servir. Cada uno tiene una tarea designada,
lo que no significa que no sepamos hacer ninguna otra cosa. Por
ejemplo, yo lustro. Pero cuando ADH estuvo de parto además de
lustrar vigilé el orden de los elementos de arriba del hogar. Es
importante que todos colaboremos en todo lo que podamos. A cambio de
eso nos dan comida, cama y un día semanal de distracción. Somos un
buen grupo. Para mantenernos todos iguales procuramos que la
comunicación entre nosotros sea máxima. Cuando hubo diferencias nos
desintegramos, por eso necesitamos mantenernos iguales. Y Este descubrió
que si estamos más comunicados somos más iguales.
Voy a contar porqué matamos a FGV y
necesitaba del prolegómeno para que un posible lector pueda valorar
como valoramos nosotros la cohesión, que es lo mismo que el amor.
FGV llegó con un nene al que todavía no le era posible hablar.
Tenían ojos negros los dos y él un prendedor, un caballo dorado
levantando las dos patas delanteras. Nosotros no usamos ese tipo de
cosas porque distraen. Tenemos que estar agradecidos de nuestros
uniformes. A algunos les gustan y a otros no, pero todos agradecen. A
mí me gustan porque si no no sabría qué ropa ponerme. Estefanía
les abrió la puerta y los acompañó por el pasillo hasta el fondo,
el living, donde unos 15 o 20 Dueños tomaban bebidas. Estefanía en
la reunión posterior nos dijo que nuestra nueva compañera es rara,
que no seamos celosos, que impresiona su silencio al desplazarse y
hasta al hablar, que no va a traer problemas, que no habla. Ni
acaricia el suelo cuando da un paso, nos dijo, integrémosla a la
comunicación y amémosla como nos amamos entre nosotros, como
cualquier servidor es digno de amor. Una palabra suya no ocupa más
volumen que su respiración, nos dijo. Parece loca pero es tímida,
nos dijo. La timidez siempre termina en locura, por eso tenemos que
integrarla a nuestra comunicación y amarla hasta que deje de ser
tímida. Después yo la vi volver por el pasillo. Miraba a los ojos a
todos, y al nene lo llevaba en brazos como si no fuera nada
importante. Estefanía le explicó el trabajo y le mostró su
habitación nueva. Tenía revistas de la Sierva anterior en el
ropero, una cama limpia y una ventanita con el tráfico de una
avenida muy abajo. Servir bebidas. Por servir bebidas se le daba a
esta mujer casa, comida y un día de distración para ella y el nene.
Lo único que nos precede a todos es la nada. Por eso el silencio no
es ajeno a una parte de la noche que todos tuvimos adentro la semana
que FGV duró viva en la Casa. Nosotros también somos silenciosos, nadie crea que no. De hecho, cuando intentamos instaurar un socialismo entendimos que el único socialismo posible es un socialismo místico, un socialismo de y hacia el silencio. Fue imposible.
Como al segundo día FGV no se integraba a la comunicación, como por servir bebidas tenía la ventaja de compartir un mismo cuarto con los Dueños, como su habitación estaba alejada de la nuestra, su personalidad se fue volviendo más espantosa cada vez, y su habitación fue, cómo decirlo, alejándose de las nuestras. Sus gestos eran más parecidos a los de los Dueños que a los nuestros. No sé qué se pensaba que era. Me duele decirlo pero tengo una sospecha: los Dueños sentían aprecio por ella. Lo que todos nosotros anhelábamos con la sangre y el alma, lo que solo Estefanía después de generaciones de servir tenía, ella consiguió con quedarse en silencio, servir un vaso y hacer un gesto. Llevo cuarenta y siete años en la casa y nunca hice un gesto a los Dueños. Ella lo hizo el primer día y la dejaron compartir su aire. Y después llegó el incendio.
Como al segundo día FGV no se integraba a la comunicación, como por servir bebidas tenía la ventaja de compartir un mismo cuarto con los Dueños, como su habitación estaba alejada de la nuestra, su personalidad se fue volviendo más espantosa cada vez, y su habitación fue, cómo decirlo, alejándose de las nuestras. Sus gestos eran más parecidos a los de los Dueños que a los nuestros. No sé qué se pensaba que era. Me duele decirlo pero tengo una sospecha: los Dueños sentían aprecio por ella. Lo que todos nosotros anhelábamos con la sangre y el alma, lo que solo Estefanía después de generaciones de servir tenía, ella consiguió con quedarse en silencio, servir un vaso y hacer un gesto. Llevo cuarenta y siete años en la casa y nunca hice un gesto a los Dueños. Ella lo hizo el primer día y la dejaron compartir su aire. Y después llegó el incendio.
Por suerte no tenemos nada importante,
porque en el incendio lo hubiéramos perdido. Por suerte somos
insignificantes, porque si no nos hubiéramos convertido en seres
insignificantes al perderlo todo en manos del fuego. Pero nos quedó
una cicatriz, nos quedó el orgullo herido. El fuego demostró que no
tenemos el control. Nosotros sentíamos que la servidumbre era la
verdadera dueña de la casa, pero ver cómo quedaron nuestras
habitaciones, carbonizadas, y cómo las de los Dueños, nos demostró
que la justicia divina siempre va a equilibrar los bienes en favor de
la alcurnia. Y FGV quedó del lado de los dueños, el fuego la ubicó
del lado de los dueños. Lo que el fuego no hizo nuestra
incomprensión ejecutó. La vimos reirse. No somos un grupo
muy reidor, ¿de qué nos vamos a reir, si parecemos muñecos? Y ella se reía, se reía, se
reía. A los dueños llamó la atención pero no la reprendían.
Y eso colmó nuestras emociones, que hasta el momento estaban
bastante bien organizadas. Ella no era tímida ni era dueña, estaba
loca, loca de remate. Pero llegamos a creer que era dueña y entramos
en su habitación. Revisamos todo. Nada especial. Eso confirmaba
nuestra sospecha. Todo el mundo tiene derecho a confirmar que la
muerte existe. Lo hicimos entre todos, con amor a la servidumbre,
con odio a la traición. Los dueños la olvidaron al pasar 24 horas
sin ver su cuerpo y una nueva y educadísima mujer hermosa se ocupó
de servir sus bebidas como nunca antes nadie lo había hecho.